sábado, 9 de noviembre de 2013

SE COMO UN MUERTO




Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística.
El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:
–Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
–¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
–Nada dijeron.
–En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.
El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:
–¿Qué te han respondido los muertos?
–De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.
Y el maestro concluyó:
–Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.



El Maestro dice: Quien hoy te halaga, mañana te puede insultar y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en ti mismo más allá de unos y de otros.

16 comentarios:

Unknown dijo...

Siempre viene bien un halago creo, pero si el maestro lo dice, por algo será. Un besazo.

Sara O. Durán dijo...

Imperturbable... Conociéndonos no tiene por qué influir lo que nos digan los demás, solo que a veces no nos conocemos y caemos por nuestras propias flaquezas.
Abrazo!

Patricia dijo...

Buenísimo!!! pero es tan difícil que el ser humano no reaccione ante el halago y el insulto.
Que mejor nos llevaríamos si lográramos permanecer indiferente...
Que tengas un bello domingo.
Cariños....

Susana dijo...

ojalá fuera tan fácil. Un beso.

Marinel dijo...

Sabia lección, no cabe duda, pero que nos cuesta un mundo!
:)
Besos.

LONDONNEK dijo...

La cuestión es que nosotros elegimos y decidimos. A fin de cuentas ya nos decía nuestra abuela: “No ofende quien quiere, sino quien puede”, es decir, a quien le dejamos que tenga el poder de ofendernos.
Abrazos Marilyn.

Noelplebeyo dijo...

muy sabio

releante dijo...

Aunque en el fondo a todos nos gustan oir bondades de uno, el maestro tiene toda la razón. Buen blog. Un abrazo

genessis dijo...

Marilyn,
muy buena enseñanza para un examen de cómo andamos por casa...
Abrazos.

Luisa dijo...

Me encanta la sabiduría de esta entrada. Gracias.
Un beso

Patty dijo...

Muy bueno Marilyn para tomarlo en cuenta, besossss :*

Eugenia Maru http://lulurulitos.blogspot.com dijo...

Muy buena lección, no hay que envanecerse con los halagos ni los insultos nos deben menospreciar. Un beso.

http://lulurulitos.blogspot.com

bixen dijo...

Mi madre me dijo que me hiciese el muerto (en decúbito supino), con los brazos abiertos, en caso de cansarme en la mar para no ahogarme. Me demostraba cómo ella flotaba, pero a mí se me iban las piernas para abajo. Me decía que era porque no me relajaba y ni de rabia le contesté que era porque yo no tenía su grasa.
Me he perdido, ¿¡no!?

Rafa Hernández dijo...

Sencillamente sensacional.

Un abrazo.

luis alvarez dijo...

Muy lindo cuento..
Bendiciones...

María Pilar dijo...

Duro el maestro en sus enseñanzas, pero quiere una actuación impecable por uno mismo no buscando el elogio de los demás.
Besos