El maestro de Zen y sus discípulos comenzaron su meditación de la tarde. El gato que vivía en el monasterio hacía tanto ruido que distrajo a los monjes de su práctica, así que el maestro dió órdenes de atar al agato durante la práctica de la tarde.
Cuando el profesor murió años más tarde, el gato contínuo siendo atado durante la sesión de meditación y cuando, a la larga, el gato murió y otro gato fue traído al monasterio siendo atado durante las sesiones de prática.
Siglos más tarde, eruditos descendientes del maestro de Zen escribieron tratados sobre la significación espiritual de atar un gato para la práctica de la meditación.
Reflexión: Rituales que nacen accidentalmente pueden convertirse en creencias absurdas que se traspasan de generación en generación. ¿Y tú?.....¿Tienes algún gato atado en tu vida?
cuento Zen
3 comentarios:
¿Que si tengo algún gato atado en mis creencias religiosas? Y si, algunos gatos: El juntar las palmas de las manos para rezar, es un gesto pagano copiado a los egipcios que adoraban a Ra. El casarse de blanco, que es un traje mortuorio para engañar a los Lares de que la princesa de la casa no se iba con otro sino que se había muerto. Estos gatos y 168 más. Viejas costumbres que las integramos como espirituales por el simple hecho de ser eso: costumbres. Buenísimo el cuento, me gusto.
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Un fuerte abrazo
Gracias por el regalo!!!
Tu comentario genial, no sabia lo de juntar las palmas de las manos para rezar ni lo del vestido blanco.
Deben de haber miles gatos atados. Un abrazo de oso.
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