El maestro del té, que no tenía experiencia con las espadas, pidió consejo a un amigo maestro de Zen quien sí tenía la habilidad. Mientras su amigo le servia, el espadachín Zen que no lo podía ayudar, notó cómo el maestro del té realizaba su arte con perfecta concentración y tranquilidad. “Mañana”, dijo el espadachín Zen, “cuando se enfrente al soldado, sostenga la espada sobre su cabeza, como si estuviera listo para embestir, y dele la cara con la misma concentración y tranquilidad con las cuales usted realiza la ceremonia del té”.
Al día siguiente, a la hora y lugar acordados para el duelo, el maestro del té siguió este consejo. El soldado, alistándose para atacar, miró fijamente durante largo tiempo la cara completamente atenta pero tranquila del maestro del té. Finalmente, el soldado bajó su espada, se disculpó por su arrogancia, y se fue sin que un solo golpe fuera dado.
10 comentarios:
Que importante es el lenguje de la mirada !!
A veces hay que dar tiempo a la calma para que haga lo suyo.
Besos.
La seguridad y la calma ganan batallas, sin moverse...Desconciertan al enemigo, que en su inseguridad se ve vencido.
Mi felicitación y mi abrazo amiga, por tus buenos posts.
Feliz fin de semana.
M.Jesús
Nunca es tarde para reconocer una ofensa.
Un beso
Que hermoso!
ahora a seguir el consejo.
María Pilar lo reduce y define muy bien.
Marilyn, tienes regulares, buenos (casi siempre) y muy buenos (como éste).
En México hay una frase muy famosa que dice: "Mejor que digan 'aquí corrió' que no 'aquí murió'".
Si nos sumamos como personaje en la parábola: ¿quién es el cobarde, el valiente, el sabio y el ingenuo?
P.S. Medias respuestas también definen.
Sabía enseñanza Marilyn.
Feliz semana.
Muy buena la enseñanza que deja este texto, saludos.
Sin duda la calma con que defiendes tus principios hacen que el adversario reflexione... besitos Marilyn :*
Desde luego unas de las mejores armas que hay son la reflexión y la tranquilidad.
Un abrazo.
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