Érase una vez un hombre sumamente estúpido, un loco, o quizás un sabio, que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que, por las noches, casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.
Una noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.
A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: "Calzoncillos..." y allí estaban. Se los puso. "Camisa..." allí estaba. Se la puso también. "Sombrero..." allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.
Estaba verdaderamente encantado, hasta que le asaltó un horrible pensamiento:
- "¿Y yo?¿Dónde estoy yo?"
Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar, pero en vano. No pudo encontrarse a sí mismo.
9 comentarios:
Difícil encontrarse a sí mismo, se requiere tiempo y análisis profundo, pero cuando se logra, la satisfacción es plena.
Un beso preciosa, como siempre profundas tus reflexiones.
Encontrarse a uno mismo no admite de Teorias ni organigramas.
Muy buen Post.
Abrazos y besos.
facil....dentro de la ropa
Qué bueno. Se le olvidó lo más importante. Un beso.
Es lo último que encontramos. Muy bien plasmado.
Un beso.
Esto es muy cierto, a veces estamos metidos en otras cosas del exterior que nos olvidamos de nosotros mismos, me gustó tu texto, saludos!
Te sigo!!
Impresionante ..
Un buen relato, se olvidó de lo principal.El.
jajaja
Fantastico.
Un gran abrazo.
Éste amigo tiene dos problemas.
Alz y heimer.
Encontró el papel lo primero porque lo anotó en su mente. Escribir una lista de etapas para alcanzar una meta, es de valientes; no confundamos.
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